Las mujeres líderes sociales o políticas de siglo XXI, automáticamente enarbolan la banderas del #MeToo, del #NiUnaMenos y otros hashtag de campañas de causas nobles como el de la concientización y posicionamiento en la agenda pública de temas de abusos sexuales y acoso así como los femicidios y la violencia familiar que sufren las mujeres. ¿Quién rechazaría esas banderas? Nadie negará la importancia de dichos temas. La confusión surge cuando se bifurca el camino ante el debate sobre la vida del niño por nacer y se amalgama con los pañuelos verdes, como si el hashtag #QueSeaLey se adueñara de los dos anteriores. Como si las del pañuelo celeste que defienden la vida del ser humano desde la concepción estuvieran enfrentadas con los derechos de la mujer a una vida digna, y a defenderla de los abusos de los hombres que las someten sexualmente y físicamente. No alcanza la claridad del mensaje que lleva el hashtag #SalvemosLas2Vidas haciendo énfasis de sí a la vida del niño por nacer teniendo en cuenta la vida de la mujer y sus derechos. En esa realidad compleja en la que vivimos, el discurso simplista, con una lógica binaria, se plantea una falacia que es funcional a ciertos intereses. Intereses que muchas jóvenes idealistas son funcionales al repetir consignas sin pensamiento crítico y así mezclar las causas. Existe un feminismo que es dañino a la sociedad porque fomenta violencia y confrontación, es aquel feminismo que acusa al sexo opuesto de todos sus males, poniéndolo como enemigo totalizador, como si el enemigo fuera el hombre y no los pecados de algunos hombres. El enemigo no es el hombre por ser hombre en sí, sino el hombre que comete el mal, el que es abusador y violento. Porque sino se está creando otras víctimas, se está discriminando e ignorando el hecho de que hay hombres justos que también abrazan la causa, la causa de una vida matrimonial, familiar, en una sociedad sana, de diálogo, sin violencia, de igualdad.
Las mujeres que quieren destacarse y contribuir al bien común pero diferenciándose del feminismo radicalizado, deben tener en cuenta el mal que hace cuando no sabe discernir los contenidos que emiten en sus discursos cuando no tienen una visión superadora de tan simplista y corrompida visión del feminismo.
El humanismo siempre recuerda valores como la solidaridad es la respuesta a la solución de los conflictos. Por ello un feminismo humanista con una base en la solidaridad entre las mujeres para empoderarse entre ellas, no caer en la competitividad que muchas denuncian; así buscar entablar lazos de solidaridad con los hombres de buena voluntad que buscan transformar la sociedad para lograr la igualdad entre hombres y mujeres, no olvidar que no se logrará igualdad sino es en concordia con toda la sociedad.